Que la ciencia se ha beneficiado enormemente de los avances tecnológicos en las últimas décadas, o incluso del siglo pasado, es un hecho. Sin embargo, una herramienta de investigación que muchos científicos sostienen que no necesita ser mejorada son los cuadernos de campo dibujados y escritos a mano.
A pesar de que las poderosas cámaras digitales de alta definición y vídeo han permitido a los científicos recopilar más datos visuales que nunca, hay algo en un dibujo que no se puede capturar digitalmente. Y el acto de hacer y anotar uno mismo la ilustración puede ayudar al científico a entender mejor un tema.
El nuevo libro «Field Notes on Science & Nature» («Cuadernos de campo sobre la Ciencia y la Naturaleza») editado por la Universidad de Harvard y el biólogo Michael Canfield, es un argumento convincente del valor de las revistas científicas y los cuadernos de campo y contiene algunos de los ejemplos más bellos e impresionantes de este arte. Este libro permite a los lectores mirar por encima del hombro en los cuadernos de una docena de eminentes naturalistas, para estudiar de primera mano sus métodos de observación, materiales e impresiones fugaces. Cubre disciplinas tan diversas como la ornitología, entomología, ecología, paleontología, antropología, botánica y el comportamiento animal. Ofrece ejemplos concretos junto a consejos prácticos que los naturalistas aficionados y los estudiantes pueden utilizar para documentar sus aventuras.
«La tradición de los cuadernos de campo se convirtió en un género propio durante los últimos tres siglos, y sigue siendo relevante para cualquier estudioso de la naturaleza», escribe Canfield. «A pesar de la diversificación de las actividades de campo y la complejidad de sus estudios, se han ampliado las posibilidades y métodos para la documentación de campo, el papel fundamental y la importancia de los cuadernos de campo no se ha modificado.»
lo podemos ver en Wired
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