Hace poco tiempo escribimos un post haciendo referencia a la exposición Brancusi-Serra que se se puede ver en el Museo Guggenheim de Bilbao. Por primera vez se puede ver en España una retrospectiva de Brancusi; me parece loable, pero si queremos acercarnos a la obra y personalidad del escultor rumano es fundamental conocer el espacio original donde surge su obra, su propio Taller. La obra de Brancusi abarca más de 200 esculturas y unas 1500 fotografías. Echamos en falta estas fotografías, la fotografía como «grupo móvil«, aspecto esencial en su obra. Echamos en falta una exposición complementaria como la que tuvo lugar en el Guggenheim de Venecia en 2005 titulada «Brancusi. Opera bianca«, exposición que se ocupó de restituir al gran escultor del siglo XX su autoridad como fotógrafo. Este post es un modesto intento por aportar información gráfica complementaria que permita acercarnos a la obra del genial artista.
El Atelier de Brancusi
Las fotografías de Brancusi son una valiosa contribución a la comprensión de su obra. A través de ellos, Brancusi transmite sus reflexiones sobre la escultura y el mundo. Esto nos permite rastrear el origen de la obra y ver crecer sus temas ante nuestros ojos, a lo largo de la metamorfosis infinita de más de 560 fotografías y 1000 negativos.
Ya desde la primera década del siglo XX, Brancusi disponía las esculturas en una relación espacial estrecha, creó en el taller nuevas obras a las que llamó grupos móviles, lo que indica la importancia de la relación de las obras entre ellas y las posibilidades de movilidad de cada una dentro del conjunto.
En 1922, Brancusi no pudo viajar a Nueva York para la Exposición de arte contemporáneo francés, en la que se exhibían veintiuna de sus esculturas. Le enviaron fotografías de la presentación de sus obras. Ubicadas delante de las paredes y mezcladas con las obras de otros artistas, le parecían objetos inanimados que han perdido su capacidad para expandirse en el espacio. Este incidente refuerza la idea de que el taller es un espacio privilegiado para el desarrollo y la colección de sus esculturas.
A partir de los años veinte, el estudio se convirtió en el lugar de presentación de su obra y una obra de arte en sí misma, un cuerpo compuesto por células que se generan las unas con las otras. La experiencia de la mirada en el interior del taller hacia cada una de las esculturas que forman un conjunto de relaciones espaciales llevó a Brancusi a modificar cotidianamente su lugar para conseguir una unidad que le parecía más justa.
Al final de su vida, Brancusi dejó de producir esculturas para centrarse únicamente en su relación en el seno del taller. Esta proximidad es tan esencial, que el artista no desea exponer y cuando vende una obra, la reemplaza con una copia en yeso para evitar la pérdida de la unidad del conjunto. Famosa es la anécdota que cuenta Henry Pierre Roché cuando el maharajá de Indore se llevó los tres pájaros que había comprado <<dejaron tal agujero en el taller, que Brancusi se deprimió>>.
Si en el mundo real una escultura puede pertenecer solo a un único orden, la fotografía permite combinaciones de la misma pieza en diferentes configuraciones, posiciones y orientaciones. Brancusi articuló su taller en torno a los grupos móviles, cada uno compuesto por varias piezas de escultura, bases y pedestales. Ensamblando y reajustando sus esculturas para la cámara, Brancusi utilizaba la fotografía como un diario de sus permutaciones escultóricas. También desarrolló un estética contraria a las normas fotográficas habituales. Sus photos radieuses (fotos radiantes) se caracterizan por destellos de luz que desmaterializa la materialidad estática y monolítica de la escultura tradicional.
Su trabajo de escultor concluye con la fotografía. La fotografía es una verdadera obra y es el lugar donde termina su escultura, porque el atelier era el espacio donde la escultura vivía y él sabía que algún día éste dejaría de existir. Por esto, la foto es el estudio, es una obra química en la cual percibimos lo que se sentía en el taller», comenta Paola Mola, que junto con Marielle Tabart, del Atelier Brancusi del Pompidou, ha comisariado la exposición «Brancusi, oeuvre en blanche«
Aquí os dejo un amplio abanico de fotografías del Atelier de Brancusi
El Atelier (taller) de Brancusi reconstruido por Renzo Piano
Desde 1916 hasta su muerte en 1957, Constantin Brancusi mantuvo su taller en los números que van del 8 al 11 en el callejón Ronsin, en el 15 º distrito de París. Situado cerca de Montparnasse, el taller se encontraba junto a otras talleres, rodeado de calles estrechas que le daba carácter íntimo y privado.
En el número 11 del callejón Ronsin, ocupa dos locales y derriba sus tabiques para formar dos cuartos en los cuales expondrá su trabajo. En 1936 y 1941 añade a esos dos otros espacios contiguos, que utilizará para las obras en curso, como espacio de trabajo y acomodo de su banco de herramientas.
En 1956 dejó su taller completo (obras completas, bocetos, muebles, herramientas, biblioteca, discoteca, fotografías …) al Estado francés, siempre que se comprometieran a reconstruir tal y como estaba a la muerte del artista. Después de una recuperación parcial inicial en el año 1962 dentro de las colecciones del museo en el Palacio de Tokio, la réplica se construye en 1977, frente al Centro Georges Pompidou.
Atelier Brancusi, Place Georges Pompidou
Paris 75004
Metro: Rambuteau
Fuentes:
«Brancusi: l´oeuvre en blanc«, P. Mola y M. Tabart, Skira, 2006 y «Brancusi, la photographie ou l’atelier comme « groupe mobile »», Anne-Françoise Penders
ISBN 2-87317-031-X
Fotografías: ©Centre Pompidou
Hola,
sin ánimo de ofender me gustaría hacer llegar mi descontento al responsable de este texto: una cosa es coger el «google translator» y postear lo primero que nos salga de triturar un par de artículos procedentes de otro idioma sin apenas revisar el resultado, pero ¡lo tuyo tiene delito! Y no sólo por repetir los párrafos finales (aunque ya te vale ni siquiera releer lo que publicas), lo que hace sangrar los ojos son las haches de «Hechamos en falta estas fotografías (…) Hechamos en falta una exposición complementaria…»
Una pena, vamos.
Sil.
Hola Silvanio:
Agradecderte tu reprimenda. Bochorno. Edité un borrador en vez el original, es mi única disculpa. Gracias por tu comentario y mis disculpas.
Saludos