En una pequeña cueva de Sudáfrica, los arqueólogos han desenterrado un taller de arte de 100.000 años de antigüedad, que contiene herramientas para la mezcla del polvo de rocas rojas y amarillas con grasa animal y médula para fabricar pinturas vibrantes, así como conchas de abulón con pigmento rojo desecado, el envase de pintura más antiguo jamás encontrado. El descubrimiento, descrito en la edición del 13 de octubre de la revista Science, sugiere que el pensamiento simbólico en los humanos prehistóricos pudiera haber sido anterior a lo actualmente reconocido, según los expertos.

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Cueva de Blimbos, cerca de Still Bay, en Sudáfrica

Las herramientas fueron descubiertas en la Cueva Blombos, cerca de Still Bay, situada a orillas del Océano Indico, a unos 180 kilómetros al este de la Ciudad del Cabo. En aquella época, cuando en Europa estaban todavía los neandertales y los primeros sapiens empezaban a llegar a nuestro continente, los habitantes de Blombos empezaron posiblemente a demostrar una conducta compleja, característica de los humanos modernos. Tallaban herramientas de hueso (puntas, espátulas…) y habían desarrollado técnicas que hacían de sus bifaces finas herramientas para cortar (objetos similares no se conocen en Europa hasta hace 20.000 años). La abundancia de restos de conchas y otros animales (peces grandes, un delfín, antílopes y al menos un hipopótamo y un rinoceronte) indica sus avanzadas técnicas de caza y pesca, así de la eficiencia en la recolección de moluscos: son los pescadores más antiguos que conocemos. Ordenaban el espacio de la cueva según su uso, como zona común o como talleres de talla de huesos y piedras. Y se han hallado más de treinta trozos grandes de ocre, un pigmento térreo que, molido, sería posiblemente usado como decoración corporal.

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Interior de la cueva de Cueva de Blombos

Dentro de la cueva, Christopher Henshilwood, de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica, y su equipo encontraron herramientas y dos conchas de abulón (molusco gasterópodo del género Haliotis, también llamado oreja de mar) utilizadas para la mezcla y el almacenamiento de la pintura. Las conchas tenían un residuo rojo de una piedra blanda, pulverizable, conocida como ocre. El ocre es rico en compuestos de hierro que dan matices de color rojo o amarillo, y se sabe que se han utilizado en las pinturas antiguas.  Al lado encontraron piedras de cuarcita utilizadas para moler y triturar  el polvo de ocre, y huesos de animales utilizados para mezclar el polvo con otros materiales, como huesos, carbón vegetal, fragmentos de cuarzo y otras piedras.

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Una concha de abulón antes de la excavación, con un trozo de pigmento de color ocre en el borde de la concha (Imagen: Science / AAAS)

Los investigadores también descubrieron evidencias de que algunos de los huesos habían sido calentados, probablemente para derretir la grasa de la médula ósea para luego mezclarla con los minerales. «También había fragmentos de cuarcita para fabricar cemento, mezclados con un líquido, probablemente la orina», dice Henshilwood.

El propósito de la pintura es desconocida, pero los investigadores que descubrieron el taller en la cueva de Blombos piensan que lo más probable es que los pigmentos se aplicaban a la piel como decoración o ritual, o tal vez incluso como repelente de insectos.

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Conchas de abulón con pigmentos de ocre

 

Sin embargo, el equipo dirigido por el Dr. Christopher Henshilwood encontró hace dos años grabadas, en dos fragmentos de ocre, unas marcas en forma de equis, en una de ellas atravesada por una línea que las divide simétricamente. Estas incisiones fueron realizadas al menos hace 77.000 años y para Henshilwood: “podrían haber sido realizadas con intención simbólica, con un significado que desconocemos”. Es decir, serían los dos ejemplos más antiguos de arte humano, arte abstracto. El pensamiento simbólico podría haber sido un paso clave para la evolución en el desarrollo de otras habilidades esencialmente humanas, tales como el lenguaje, el arte y los rituales complejos.

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Todos los fragmentos han sobrevivido en este lugar porque tras abandonarse la cueva el viento la llenó de arena, sellando los restos como una «cápsula del tiempo», dice Henshilwood.

El conjunto de herramientas intactas y los ingredientes encontrados en el taller fue un hallazgo poco común que sugiere un cierto grado de planificación y un conocimiento básico de la química. La fuente más cercana conocida de ocre, dice Henshilwood , está por lo menos a 20 kilómetros de la cueva, por lo que el hallazgo demuestra que Homo sapiens era capaz de un alto grado de organización y planificación entre 50.000 y 100.000 años después de que surgiese  la especie.

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Gráfico de los restos encontrados. Revista Science

Según Javier Armentia “parece fuera de toda duda que los orígenes del ser humano moderno son africanos, con una antigüedad que puede variar entre 300.000 y 150.000 años: las excavaciones y los análisis genéticos indican claramente este origen. Sin embargo, el nacimiento de las conductas humanas complejas es mucho más difuso, y objeto de controversia. Hasta ahora, los restos conocidos más antiguos de arte sapiens tenían unos 37.000 años, pinturas rupestres en Europa. Evidencias de tecnologías modernas en la talla eran incluso posteriores, también halladas en Europa. Esto hacía pensar que la “modernidad conductual” había ido desarrollándose lentamente en el sapiens, y habría aparecido aproximadamente hace unos 50.000 años casi simultáneamente en África y en Europa, al comienzo del Paleolítico Superior. Una alternativa es que esta conducta hubiera aparecido mucho antes, de forma gradual, en África, más ligada al propio desarrollo anatómico. Esta hipótesis, que tiene una mayor coherencia en cuanto a la evolución de las especies tenía, sin embargo, escaso apoyo arqueológico.

La razón de ello, como indican los hallazgos de la cueva Blombos, puede ser que existen cientos de yacimientos estudiados en Europa del Paleolítico Medio y Superior, marcando esa transición a la modernidad hacia 40.000 años, pero sólo unos pocos yacimientos de sapiens africanos han sido estudiados hasta la fecha. Una tercera opción aboga por una diversidad de orígenes de las conductas humanas modernas: en África, los sapiens de Blombos se hicieron modernos hace por lo menos 77.000 años, pero quizá en Europa no se consiguió un desarrollo similar hasta más tarde, hace unos 40.000 años. Evidentemente, sólo el estudio y análisis de nuevos yacimientos africanos podrá dilucidar el tema, pero parece que, una vez confirmada la antigüedad de las herramientas y ocres sudafricanos, el nacimiento del ser humano moderno, el nacimiento del arte, deja definitivamente de ser europeo.”

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Según Francesco d’Errico, un arqueólogo de la Universidad de Burdeos en Francia la evidencia arqueológica del uso del ocre para la pintura en los seres humanos se remonta a tan sólo 60.000 años. Ejemplos del uso de ocre y otros comportamientos complejos de hace unos 100.000 años son pocos y distantes entre sí. Por otra parte, según Alison Brooks, una paleoantropóloga de la Universidad George Washington,  la capacidad de mezclar y utilizar signos pictóricos genera una gran cantidad de funciones importantes que son fundamentales para el desarrollo social y cognitivo.

A diferencia de las armas, utensilios u otros artefactos, la pintura tiene poco valor utilitario. La pintura podría ser utilizada para decorar objetos, ropa o el cuerpo, para enviar un mensaje social en una sociedad cada vez más compleja. «Si sólo se ve la misma gente, las mismas caras que ha conocido toda su vida, no hay necesidad de hacer una declaración «, comentó d’Errico. Y a medida que los grupos se hicieron más grandes y la gente viajaba más lejos de casa, «era necesario mostrarse a distancia, antes de que te dispararan. Según Brooks “durante los últimos años, ha habido antropólogos que no creían que las mezclas de ocre fuesen utilizadas como pinturas, pensaban que las mezclaban con resinas de plantas que se utilizaban para atar puntas de piedra en lanzas de madera. Estos estudiosos consideraban que las mezclas eran un signo de desarrollo tecnológico, pero no  un cambio cultural y cognitivo. En esta cueva, sin embargo, el ocre no se había mezclado con resinas vegetales, sino con grasa animal y médula ósea, sustancias que no tenían ningún uso como adhesivos, tenía la cualidad para ligar una pintura líquida.»

Fuentes: Science, Los Angeles Times,
Imágenes: ©Science/AAAS

 

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