
Rickie Lee Jones. «She´s the cat»
Hay voces rasposas y ásperas, voces que parecen tener una bebida de fuego en la garganta, voces de tequila y aguardiente como las de Marianne Faithfull,Tom Waits, Patty Smith…), y otras que maullan. Maullar implica sutileza, nocturnidad, evanescencia. Un maullido puede llega a rozar la piel en las baladas, o a arañar en las notas altas. Muy pocos cantantes saben maullar, y la reina indiscutible es Rickie Lee Jones. Para maullar hace falta escapar, ser gata, saltar y despeñarse, caer sobre las cuatro patas. Rickie sabe algo de ello. Con menos de veinte años abandonó el hogar para huir de una situación familiar complicada. Tuvo suerte: cayó sobre las cuatro patas. Nosotros tuvimos suerte: la gata creció.
Sabemos que el arte ya estaba presente en sus genes: su padre fue guitarrista y su abuelo paterno actor de comedia. Regentaba un espectáculo llamado «Peg Leg Jones«. El aspecto y la pose bohemia le vienen de raza. La visión felina y el aroma de su trabajo, ecléctico y arrebatadoramente jazzy, responden a sus vivencias. «Cuando todavía era casi una niña, en las emisoras de radio se podía escuchar de todo. Eso ha hecho que la gente de mi generación tenga una mirada amplia sobre la música«. La joven Jones creció escuchando música variada y diferentes en lo que en aquellos tiempos era la radio comercial. Las comparaciones no son odiosas: son, más bien, necesarias para comprender la mugre circundante actual. Rickie pertenece a ese glorioso grupo de músicos que han crecido en un ambiente ávido y nutrido, en aquel magma sesentero que tenía ambiciones creativas, vitales e imaginativas. La vanidad y el dinero llegaron más tarde.
Pero ahora, volvamos a ronronear.
La gata canta (más…)