A continuación os dejo el texto íntegro de Luis Alfonso Gámez publicado en Magonia. Terrorífico.
A Inés le detectaron un cáncer de ovario durante una exploración ginecológica. Un mes después, le extirparon los dos ovarios, las trompas de Falopio, el útero y el epiplón. Quince días más tarde, le diagnosticaron metástasis e indicaron quimioterapia. Todavía no ha empezado a recibirla porque desconfía de su oncólogo. Un mes después, le insertaron una sonda entre la vejiga y el riñón, como tratamiento paliativo. Y, en estos momentos, sigue luchando por la vida. Espero.
El de Inés -nombre ficticio para una mujer real que reside en el País Vasco- podría ser hasta aquí uno más de los miles de dramas personales causados por el cáncer. No lo es porque, desde poco después de la intervención quirúrgica, esta mujer está sufriendo un calvario añadido en forma de consultas a todo tipo de curanderos y médicos alternativos. Lo narra su marido, Santiago -nombre también ficticio-, en un blog cuya lectura me ha puesto los pelos de punta: Cáncer de Mujer se llama. El peregrinaje de esta enferma de curandero en curandero demuestra la impunidad con que actúan en nuestro entorno los charlatanes de la salud y el peligro que eso puede entrañar para algunos ciudadanos.
En situaciones límite -y la de Inés lo es- resulta comprensible que uno se agarre a un clavo ardiendo y que prefiera las buenas palabras de un sanador alternativo -con o sin título de médico- a la cruda realidad transmitida por el médico. Ese deseo de vivir a toda costa nunca debería, no obstante, nublar la razón y hacernos dar la espalda a la medicina que cura el cáncer, que no es la del chamán que juega con energías que sólo él detecta, sino la que se practica en ambulatorios y hospitales. «Probablemente ninguna de las noticias sobre cura del cáncer sea tan real como promete, pero, en suma, los avances científicos y médicos están arrinconando este conjunto de enfermedades», escribía recientemente el bioquímico vasco Sergio Pérez Acebrón en su blog Tall & Cute. Lamentablemente, Inés y Santiago han optado por rechazar la medicina. La pareja dio el primer paso hacia el abismo poco antes de que los oncólogos le diagnosticaran a la mujer metástasis y le indicaran la necesidad de cirugía hepática y quimioterapia. Consultaron entonces a un especialista que el hombre identifica como el doctor Druva. Ahí empezó todo.
Una pseudoterapia tras otra
«Ha sido un error quitar los ovarios y el útero porque lo que tú tenías ya estaba en proceso de sanación«, les dijo para empezar. Las fluctuaciones energéticas revelaron al curandero que la enfermedad se había debido a «un disgusto muy grande, un trauma emocional muy importante relacionado con hijo, esposo y amigo». Ella lo identificó con la falsa noticia de la muerte de un amigo detenido que le dio la Guardia Civil cuando estaba arrestada por el caso del cierre del diario Egunkaria. Según el brujo, la angustia vital había llevado al cerebro de la mujer a desatender el control de los ovarios, y de ahí la enfermedad. Después de testar «los pares biomagnéticos de la mujer» -sea eso lo que sea-, el doctor Druva le hizo pruebas con varios productos homeopáticos y emitió su diagnóstico: «No tienes cáncer. Para mí, esto va a misa». Y, cuando el matrimonio preguntó por la conveniencia de la quimioterapia, el curandero sentenció: «Es un tóxico orgánico que perjudica. Hay que evitarla».
La siguiente consulta alternativa que visitaron fue la de un tal Alejandro. Éste recetó a la mujer, como antitumoral, un preparado homeopático derivado del muérdago y Hepatodoron, un compuesto de hierbas, para el hígado. Y «comentó los inconvenientes del tratamiento con quimioterapia». Después, fueron a ver a un supuesto oncólogo, el doctor Didier, que les dijo que estaba en un 80% a favor de la quimioterapia, pero que «operar cualquier cosa más es una tontería total». Urgió a la mujer a quitarse «los empastes de mercurio» y le prometió limpiar el hígado mediante el Suplemento Mineral Milagroso (MMS), un compuesto que su inventor, Jim Humble, dice que cura el sida, la hepatitis, la malaria y el cáncer, entre otras enfermedades. El doctor Didier les dijo que Inés precisaba de quimioterapia, «pero nunca radioterapia. Si damos radioterapia, nosotros no podremos seguir».
Santiago concluyó de todo esto que el origen la enfermedad de su esposa había sido la falsa noticia de la muerte de un amigo vivida durante su detención.0″Según las tesis del doctor [Geerd Ryke] Hamer, resultaría que el cáncer se ha desencadenado debido a un conflicto de pérdida profunda», escribe en el blog. Es la idea que está en la base de la Nueva Medicina Germánica de Hamer, inhabilitado profesionalmente y que sostiene que existe una conspiración sionista para silenciarle. Cuando, poco después, los oncólogos recomendaron con urgencia la quimioterapia, Inés y Santiago pidieron tiempo para pensárselo y, más tarde, retrasaron una operación para viajar a Málaga a la consulta de otro médico alternativo. Este nuevo curandero, el doctor Raymond Hilu, simuló hacer un análisis de sangre y recomendó a la mujer que tomara 40 sesiones de la máquina de pulsos Papimi, un aparato que, según él, estimularía eléctricamente las células sanas y mataría los
cancerígenas, además de recetarle pastillas variadas, enemas… ¡y darle cita para octubre!
Las sesiones del inductor de pulsos Papimi, de eficacia tan probada como el resto de los remedios alternativos, las toma Inés en la consulta pamplonesa de Alberto Martí Bosch, involucrado en su día en el caso del Bio-Bac, un producto milagro que se vendía como la cura al cáncer y el sida. Y parece que las simultanea con visitas al doctor Didier y vaya usted a saber con cuántos de los muchos tratamientos que le han recomendado en los últimos tres meses y sirven para nada. Lo último ha sido una visita a «una terapeuta de par biomagnético» llamada Aranxa Jubin.
A estas alturas, el matrimonio se ha debido de dejar un dineral en terapias inútiles. Lo que no parece -él no ha dicho nada en el blog hasta el momento- es que la mujer se haya sometido ni a la cirugía hepática ni a la quimioterapia recomendadas por sus oncólogos. ¡Ojalá me confunda! Entiendo, como he dicho antes, que en una situación límite haya quien caiga en brazos de desaprensivos que prometen milagros; lo que no entiendo es que sujetos de esa calaña campen a sus anchas sin que las autoridades ni los colegios de médicos hagan algo por evitarlo. ¿Cuántos casos como el de Inés se están dando ahora mismo en España?, ¿cuántos enfermos de cáncer están condenándose a muerte porque curanderos y médicos alternativos les aconsejan abandonar los tratamientos que podían salvarles la vida?
«me siento indignado y siempre escucho lo mismo por parte de los médicos convencionales: “estos charlatanes”, “el dinero que le estarán sacando” » Estoy totalmente de acuerdo contigo Franju, y no solo medicos,los hay que escriben articulos creyendo tener la verdad y no haciendo mas que seguir a su ego,dandolo todo por sabido y obvio,cuando estan amaestrados para creer lo mas increible y lamentablemente en salud,es triste, pero poco a poco la gota ara agujero en la roca. Un saludo para los que ven el camino a pesar de las masas que siguen las carreteras…
No quiero yo confundir seguridad social con ciencia (miedo me daría), en este caso dejaría de creer en la ciencia, pero la segunda parte si ocurre: «médicos» y «comunidad científica médica». Hoy día hay grupos de presión en todos los estamentos(educación, comunicación etc) y los médicos quizás sean uno de los grupos más presionados por distintos intereses. Hoy un médico que investiga, un biólogo en un departamento de su facultad, un médico en su consulta, no se puede aislar de esta presión, todos deben jugar con las reglas que se le indican y estas reglas, en muchas ocasiones, no tienen nada que ver con la ciencia, tienen que ver con intereses económicos. Lógicamente, estos intereses nos impregnan, pero cuando se trata de la salud de las personas, como es el caso de la medicina, me siento indignado y siempre escucho lo mismo por parte de los médicos convencionales: «estos charlatanes», «el dinero que le estarán sacando»…….¿y ellos?, ¿qué creen qué son filántropos?, ¿qué no tienen intereses?, ¿qué no engañan?. Esa es la doble moral que parece que nos rodea.
Yo no soy un gran defensor de la homeopatía, cómo tu dices, creo que es bastante beneficiosa para casos leves, a mi parecer existen otras medicinas alternativas más interesantes, pero en ocasiones me formulo la siguiente pregunta: ¿tendría una teoría alternativa a la medicina convencional alguna opción de salir adelante? En la física, por ejemplo, la relatividad y la cuántica se encargaron de esta revolución y la medicina, ¿la ha tenido en algún momento?…¿sería posible teniendo en cuenta la gran presión económica que existe sobre ella?
Bueno, para terminar, hay una cosa que no estoy de acuerdo contigo: «la psicología una ciencia»??? francamente, tengo muchas dudas, si ya me parece que la medicina en muchas ocasiones deja mucho que desear, en el caso de los psicólogos mejor no hablar. Pero bueno, esto sería cuestión de otro debate.
Nada más, muchas gracias por responder.
Por naturaleza desconfío de todos, pero por favor, no pongamos medallas a la medicina convencional y despreciemos a otros tipos de medicina sin conocerla. Creo que es imprescindible analizar todo y hablar con objetividad, incluso cuando hablemos de algo que tendemos a despreciar.
La medicina convencional podrá presumir de muchas cosas, pero que no presuma de «ciencia»( aconsejo la lectura de:»Que la medicina no es ciencia» de Francisco González Crussí(patólogo): http://www.letraslibres.com/index.php?art=14403)
Supongo que esta mujer habrá sufrido mucho, pero aseguro desde estas líneas que he conocido a muchas personas que han sufrido al menos igual, con los duros tratamientos de la medicina convencional para el cáncer, el SIDA…etc. y sin resultado alguno.
¿Cuál es la calaña de la industria farmacéutica? ¿y de la OMS? ¡Ya nos hemos olvidado de la gran pandemia de gripe A?…si alguna medicina alternativa la hubiera pronosticado….¡¡pobrecita!!. Y digo gripe A por ser lo más actual.
Por favor, abramos la mente y analicemos de forma objetiva, no despreciemos por despreciar, por pertenecer a un determinado gremio con una forma de pensar.
Estimado franju:
Comparto en parte tus reflexiones, sobre todo aquelals que hablan acerca de la objetividad, aparte de generar un pensamiento crítico, son la base de la ciencia, que tampoco es una panacea. Evidentemete que existen los grandes intereses corporativos de la industria farmacéutica, no menos que los grandes intereses de la industria homeopática, que también mueve grandes cantidades de dinero. En el caso de de la homeopatía, por ejemplo, la medicina alternativa más conocida, tengo conocidos que se apoyan en ella, son médicos e imparten este conocimiento para casos sencillos y que no implican patologías graves. Todos conocemos el efecto placebo. Siendo los primeros en aconsejarte visitar un médico convencional en el caso de una enfermedad grave. Sin embargo, no puedo estar de acuerdo con determinados laboratorios homeopáticos que te regalan el diploma de homeópata por internet.
Desde el punto de vista científico, sin embargo, no podemos ignorar los motivos psicológicos (pues la psicología es también una ciencia) que impulsan a los pacientes a buscar medicinas alternativas cuando la seguridad social y todo lo demás les falla. En mi humilde opinión de usuario de la medicina tradicional, es un grave error confundir «la seguridad social» con «la ciencia», y a «los médicos» con «la comunidad científica médica», es decir: si no se aplica bien en el día a día por parte de los profesionales, entonces no debemos extrañarnos de que el público caiga de forma masiva en supersticiones. Es una válvula de escape con una explicación antropológica, como diría Huesos. Tampoco debemos olvidar que la inmensa mayoría de todas las enfermedades son incurables, y no exagero: solamente las infecciosas (y no todas) tienen solución fácil en los fármacos, pero la comunidad científica es impotente (por ahora) frente las hereditarias, las degenerativas y otras tantas. Así pues, el «a mí me funcionó» de aquel que tuvo suerte con la homeopatía tiene un arraigo popular difícil de contrarrestar, aunque esté infundado. Termino diciendo que «es lo que hay» y es triste que la pseudociencia engañe a tanta gente y nunca debiera estar financiada con dinero público. Además, vemos que el exceso de información al alacance de cualquier persona gracias a internet, no se corresponde con una filtración óptima de la misma, por lo que lleva aparejado que los «listos de siempre» intenten aprovecharse de las desgracias ajenas.
Gracias por tu aporte