Sylvette-David-Picasso

Sylvette David con Picasso  ©ParisMatch

Sylvette David, una chica rubia inglesa de diecinueve años, alcanzó una repentina fama en la década de 1950, cuando Picasso le pidió que posara para él y se convirtió en el tema de inspiración del pintor. Sylvette David es conocida como «La chica de la cola de caballo«, un atributo que fascinó a Picasso y le inspiró en más de 40 pinturas, dibujos y esculturas y algún otro tema posterior a los años 50.

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Yo era una niña de 19 años extremadamente tímida. Tenía miedo de todo, hasta de hablar. Cuando el famoso pintor me pidió que posara para él en abril de 1954, llegué asustada a su taller con un abrigo gris ceñido al cuello. Me quería pagar, pero me negué, temiendo que me pidiera que me desnudara.

Sylvette David, hija de un influyente marchante de arte de origen inglés, nació en París (1935) y disfrutó de una educación bohemia – durante los años de la guerra, ella y su madre vivieron en la comunidad naturista de L´Île du Levant. En 1954, vivía en Vallauris, en la Costa Azul, con su novio inglés, el escultor y diseñador Toby Jellinek y su madre. Ella era pintora y ceramista y alquiló una pequeña casa en el pueblo cuyo taller estaba justo enfrente del taller de Picasso. Toby Jellinek, su novio, fabricaba sillas metálicas de vanguardia para ganarse la vida. La madre de Sylvette preguntó a los Ramié, los dueños de la alfarería Madura, donde Picasso venía a hacer sus cerámicas, si podían mostrar Picasso unas sillas muy originales de Toby. Una tarde Toby y Sylvette pasaron por el local para ver si le había gustado la silla a Picasso. El pintor había comprado dos para satisfacción de Jellinek. Poco después llegó Picasso sonriendo, con un cigarrillo entre los dedos. Según recuerda Sylvette «Su sonrisa es hermosa, franca y, en sus ojos, se veía lo que pensaba. Me ruboricé, pues me sentía intimidada. Felicitó a Toby y nos pidió que llevásemos las sillas a su villa de La Galloise.»

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Sylvette recuerda el día que vió su primer retrato realizado por Picasso: «Pocos días después, estaba en una terraza con un grupo de amigos, bajo una cubierta llena de objetos de cerámica antiguos colocados allí para secarse. Un muro nos separaba del taller de Pablo. De repente, escuchamos «ooh, ooh!». Y un enorme lienzo se desplegó en el muro: era mi retrato de perfil, con mi larga cola de caballo. Picasso lo había dibujado de memoria, con carboncillo. No veíamos al pintor ya que era bastante bajo, pero sólo podía ser él. Picasso nos hizo una señal para ir a verle, abrió la puerta y comenzó la visita a su taller.»

Picasso les mostró sus cerámicas y sus cuadros, e inmediatamente le preguntó si podía posar para él. La proposición le sorprendió porque en ese momento era «muy tímida y muy sencilla». Ella consultó con su madre, la cual dijo que sí de inmediato. Jellinek se presentó en el estudio del genio en compañía de la muchacha sin prever seguramente el impacto que la belleza de esta última iba a tener en un pintor siempre fascinado por las mujeres guapas y de rasgos interesantes. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido con otras de sus musas como Marie-Therese Walter, Dora Maar o Jacqueline Roque, la relación de Sylvette David con Picasso no pasó de platónica, aunque no por culpa del pintor. Sylvette, que ahora responde al nombre de casada de Lydia Corbett declaró recientemente que Picasso hizo algún intento de llegar más allá, aunque sin lograrlo porque se percató de la timidez y seriedad de su modelo.“En cierta ocasión me enseñó el dormitorio, que estaba en el piso de arriba, y saltó sobre la cama. Acaso si yo no hubiese sido tan tímida, habría saltado también, pero estaba aterrorizada.”, explicó Corbett, quien agregó que el artista, que en aquel momento estaba en medio de una relación entre dos mujeres, Francoise Gilot y Jacqueline Roque, supo respetarla “en todo momento”.

A la mañana siguiente, por la mañana, a finales de abril de 1954, Sylvette se presentó en el taller. «Picasso me dio un beso en cada mejilla. Olía bien, estaba recién afeitado. Me pidió con amabilidad que me sentase en una mecedora frente a la ventana y, lo más importante, que me mantuviese de perfil. Picasso fumaba continuamente, en el suelo  había una pirámide de envases vacíos. Quiso pagarme por el posado. Me negué, porque creía que si aceptaba, entonces tenía que posar desnuda. Estaba totalmente equivocada: nunca me lo pidió.»

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A partir de ese momento, la muchacha con la cola de caballo iba a posar varias veces en el estudio del genio español, que en un período de tres meses haría de ella cerca de cuarenta retratos, algunos en forma de esculturas en metal, que hoy están en diversas ciudades, entre ellas Nueva York.

Lydia Corbett (Sylvette David) rememora aquellas sesiones de posado durante la primavera de 1954: «Después de una sesión, me mostró mi retrato con un suéter azul marino de cuello alto, y me preguntó: «¿Te gusta?» Yo susurré: «Sí, señor Picasso.» Al día siguiente, al llegar a su estudio, descubrí que había hecho desparecer el jersey de la tela y  me había pintado desnuda. «Sylvette, no estás enojada?» Sin sonrojame esta vez, respondí: «No, me parece muy bien, no me molesta en absoluto. «A menudo, Picasso insistía:» Díme si necesitas dinero. Sé lo que es no tenerlo.» Como yo no lo quería compró sillas Toby. A veces me llevaba a visitar la alfarería Madura. Un día me llevó a una gran nave en la que había un hermoso  Hispano-Suiza negro. Él dijo: «Monta.» Nos sentamos en la parte de atrás, y me contó muchas historias sobre su vida, sobre su pasado, pero era tan joven, que no entendía mucho. Al separarse de mí, me besó en ambas mejillas como un padre

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Picasso le dió las gracias, «Sylvette, gracias por estar ahí cuando tenía problemas, yo estaba pasando por un mal movimiento en mi vida amorosa y tu presencia me ayudó.»Al cabo de tres meses, en junio, la modelo acudió al taller, y el pintor la llevó a una habitación, «Mira, Sylvette, tienes que elegir un cuadro. » Allí estaban todos los retratos, unos cuarenta entre pinturas y dibujos. Sylvette eligió el más grande, con fecha 5 de mayo de 1954. Posteriormente tuvo que vender el cuadro cuando enfermó su novio y  le quedó algo para pagar un apartamento en París para ambos. 

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«Mi padre me dijo que debía llevar el pelo como un bailarín de ballet que había visto, tirado hacia atrás en una coleta alta», recuerda Sylvette. «Picasso se quedó prendado la primera vez que la vió: como algunos de sus cuadros sugieren, parecía como una especie de casco, como los de la antigüedad.»

Se dice que Brigitte Bardot adoptó el mismo peinado, presumiblemente después de ver la fotografía de David en Paris Match «Bardot escribió posteriormente en su autobiografía que ella le había pedido que Picasso la pintara, pero se negó porque había «ya había pintado a Sylvette David, y éramos tan parecidas como dos gotas de agua!», se ríe Sylvette «Sin embargo, ella se hizo famosa y de mí se olvidaron. Eso sí, yo era tímida y no me gustaba la publicidad, y aunque he tenido ofertas del mundo del cine – Jacques Tati se me acercó en una calle de París – pero como se suponía, en general, que había que acostarse con los productores de películas, yo valía para eso «.

Aquella experiencia, que tuvo lugar en 1954, aparte de estimulante para Picasso, iba a influir también profundamente en la joven inglesa, que comenzó a interesarse por la pintura mientras posaba para aquél en la mecedora del estudio. Habrían de pasar, sin embargo, dos décadas, cuando había cumplido 45 y tenía tres hijos, para que Sylvette empezase a pintar realmente en serio para convertirse en la artista prolífica que es hoy a sus 72 años. En su Web podéis ver sus obras: Lydia Courbett.com

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Sylvette David de Picasso Nueva York

Fuentes: 1, 2,

Las imágenes de los cuadros de Picasso con la modelo Sylvette David podéis verlas en esta galería: Pablo-Ruiz-Picasso.net. Otra web recomendable para ver la obra de Picasso, con más de 500 obras y diferentes artículos, es Artsy.net

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