Los ángeles de Minessota

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Cuando Mark Olson emigró al desierto de Joshua Tree al lado de su esposa, su perro y su casa de madera, para escribir canciones bucólicas y sentarse en el porche al atardecer, lo más parecido a Lennon & McArtney que han dado al mundo los yankys, se partió en dos: por un lado, Mark en su peculiar Shangri-La y por otro, Gary Louris, decidido a seguir en la carretera a la búsqueda de ese gran éxito que ansiaron siempre y que el mercado de la música les había negado hasta el momento. Por aquel entonces, 1996, sus obras maestras anidaban ya en el corazón de sus seguidores (pocos pero fieles), y aunque lo realizado hasta el momento resultó ser irrepetible e inmejorable, la carrera post-Olson de The Jayhawks ha sido brillante y valerosa. El caso fue que, aunque Gary no podía saberlo, tras su marcha, The Jayhawks iniciaron un nuevo viaje que jamás les llevaría a las cúspides alcanzadas, por ejemplo, por The Eagles, otro grupo nacido del polvo de las praderas y que sí paladeó las mieles del dólar y el aplastante aplauso de las masas. The Jayhawks quedaron huérfanos y sus seguidores inquietos… ¿Sería Gary capaz de agitar la coctelera él solo?

El cóctel

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Lo que este grupo ha aportado a la historia de la música se resume en una palabra: FUSIÓN. Fusión de estilos, de culturas musicales y, como marca de la casa, fusión de voces. En la obra de The Jayhawks se nota la huella de la música de raíz blanca norteamericana junto al esplendor eléctrico del Rock y las armonías más suaves y chispeantes de ese reino tan extenso como ambiguo llamado Pop. Su mérito consiste en destilar los elementos adecuados para conseguir un producto original  refinado, algo que realmente sonó novedoso en su día porque tuvimos la sensación de no haberlo escuchado antes, aunque al trasluz de las canciones se adivinaran las sombras de Gram Parsons, The Byrds o Neil Young. Alguien los bautizó como «los Beatles del Country», una calificación retórica y sospechosamente vulgar pero que incluyo porque realmente da una idea de lo que son. En cuanto a la fusión de voces, llegamos a la piedra angular de todo esto. En la música popular del siglo XX (aún me resisto a nombrarlo como «el siglo pasado»; lo siento, son cosas de la edad) hubo varios casos de cantantes que combinaron sus voces para conseguir de manera espectacular y muy eficiente un encaje musical de gran calidad. Por poner algún ejemplo de esta angelical manera de cantar cito a The Everly Brothers, The Louvin Brothers , The Righteous Brothers, (cuantos hermanos…¿no?) The Beach Boys y , desde luego The Beatles. Hay otros muchos, y muchas, pero los citados dan una idea suficiente. El tándem Louris-Olson, con el aporte de jugosos elementos femeninos (sobre todo Karen Grotber, que ha tenido una relación intermitente con la banda aportando ese contrapunto que tan espléndidamente supo aprovechar Gram Parsons con Emmylou Harris……Emmylou……qué chica, qué voz, qué melena…) es un logro sobresaliente en este asunto y la principal seña de identidad de la banda.

La mixtura artística se completa con la composición y texturas de las canciones (algodón y espinas, suavidad con destellos ácidos….más fusión..) y el resultado final es …The Jayhawks.

El valor y la búsqueda

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Louris se queda solo pero no se rinde. Le gustaría sentarse al lado de Glen Frey y tomarse unos royalties con él, pero al mismo tiempo decide seguir haciendo algo que merezca ser recordado. El primer trabajo sin Olson (Sound of Lies, inmerecidamente cuestionado por muchos), salió de la chistera de un  Gary  afectado por la separación: es un disco ceniciento, muy emotivo y desgarrado. La música pop estaba borracha de Grunge y Louris se dejó acariciar por ese licor; se nota en los guitarrazos de alguna canción. Tras la resaca, el Jefe Louris se la juega. Ahora su plan es llamar la atención. Lo consigue con un  disco,  «Smile«, que supondrá un antes y un  después en la carrera del grupo y su definitiva tumba comercial. La apuesta se basaba en mantener las señas de identidad, algo que fue logrado, pero introduciendo elementos nuevos: riesgo, innovación. Se escogió a Bob Erzin, un productor prestigioso y peculiar, un fabricante de sonidos que había hecho cosas tan controvertidas como  «Berlin» de Lou Red y «The Wall» de Pink Floid. El resultado fue un disco excelso que atesoraba las esencias del grupo en combinación con elementos nuevos (más fusión).  Nadie, excepto algún crítico musical, lo entendió. Los fans se sintieron traicionados….(¿artilugios electrónicos en la musica de The Jayhawks?), y para la industria no era lo suficientemente masticable: ni chicle ni baile. Desde allí la carrera de The Jayhawhs ha tenido altibajos y una constante: siguen siendo ellos. Son conocidos en Europa y por nuestros pagos han tocado, y siguen tocando,  muchas veces. He tenido la suerte de verlos en un par de visitas a Madrid y en las dos ocasiones eché algo de menos a mi lado: una chica a la que abrazar.

Un «no final» feliz

Tanto Olson como Louris iniciaron carreras en solitario con escasa repercusión. Mark lo hizo al lado de Victoria Williams, su mujer, y Gary con su propia firma. Apenas trascendieron el ámbito de los fans. Ambos firmaron un trabajo, sin el sello «Jayhawks», que sembró expectativas y tuvo buena acogida…..en la familia. Mark se reintegra a la formación recientemente y para la ocasión en 2011 se edita Mockingbird Time, trabajo en el que se recupera la formación original de la banda, Karen incluida. Desde entonces se dedican a vivir de lo que saben hacer sembrando de espléndidas melodías los cielos de los lugares por donde pasan.

Un final meditado
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Músicos como The Jayhawks, (que aunque no lleguen a copar los primeros puestos en las listas jamás son abandonados por una pequeña legión de gente que los admira, va a sus conciertos e incluso tiene la osadía de comprar sus discos), gozan del privilegio de ser cuestionados desde el cariño. Entre la parroquia de esta banda solo hay consenso en un tema: el cofre del tesoro. En ese cofre están los dos discos cumbre: Hollywood Town Hall (1992) y Tomorrow the Green Grass (1995). Todo lo anterior fue un entrenamiento brillante y lo que siguió un rosario de plásticos buenísimos que siempre han encendido la polémica, algo trasladado también a los directos: cada reaparición de la banda es mirada con lupa por los aficionados, que dedican parte de su vida y hacienda a debatir largamente sobre el estado de forma del grupo y sus creaciones, delatando en sus charlas la nostalgia y el anhelo. Encuentro esto intelectualmente sano, pero me pongo en el lugar de los músicos…:¡qué precio están pagando por haber logrado la excelencia!.
En la actualidad, Louris, Olson y compañía siguen por ahí. Con menos pelo en sus cabezas y la tranquilidad de saber que podrán seguir haciendo lo que les gusta sin tener que pagar el peaje de la fama… de momento.

El término Jayhawk
Jayhawk, es un pájaro mítico. Registros de su uso se encuentran desde Illinois hasta Texas. El nombre combina dos pájaros, el “blue jay” (urraca azul) que es un pájaro bullicioso y pendenciero conocido por robar nidos ajenos, y el “sparrow hawk” (halcón americano) que es un cazador furtivo. El mensaje es claro: no le des la espalda a este pájaro. Támbién los habitantes o nativos de Kansas reciben este apodo. Proviene de la palabra jayhawker aplicada a los bandas de la guerrilla antiesclavista en Kansas, Missouri y otros Estados fronterizos antes y durante la Guerra Civil. El término se aplicaba a los guerrilleros combatientes que a menudo se enfrentaron con grupos esclavistas de Missouri conocidos en la época como» Border Ruffians».

Os dejo con este vídeo grabado este año de la canción  «She Walks In So Many Ways» de su último disco Mockingbird Time.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Y7-L3LOmfEE&list=PL9DA1CE1D4E34D2F0&index=1&feature=plpp_video[/youtube]

Arturo Fernández Calvín from Saelices de la Sal Village

Web The Jayhawks

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