Cuando un comerciante de chatarra del Medio Oeste americano compró un onamento dorado en un mercadillo, nunca se imaginó que podía ser el dueño de un huevo de Fabergé de la corte imperial rusa valorado en 20 millones de dólares.
Es un misterio cómo éste huevo de oro de 8 cm fue sacado de San Petersburgo después de la Revolución Bolchevique (1917) y desapareció posteriormente durante décadas en los Estados Unidos.
Un hombre no identificado de los Estados Unidos vió el huevo buscando chatarra de oro, lo compró por 14.000 dólares con la esperanza de ganar dinero fácil mediante su venta para fundición. Pero no hubo interesados por haberse sobreestimado el valor del reloj y las joyas escondidas en el interior del huevo.
Desesperado, el hombre buscó en Internet y se dio cuenta que podría tener el huevo que el zar ruso Alejandro III había regalado a su esposa, María Feodorovna, para la Pascua de 1887.
Cuando el chatarrero se puso en contacto con una casa de antigüedades Wartski de Londres, estaba en estado de shock, según cuenta Kieran McCarthy, director de Wartski: «Tenía la boca seca por el miedo -… Simplemente no podía hablar. Un hombre con jeans, zapatillas y camiseta me enseñó fotografías del huevo imperial perdido. Sabía que era genuino».
«Estaba completamente fuera de sí – no podía creerse el tesoro que tenía», dijo McCarthy, quien posteriormenteviajó a un pequeño pueblo del medio oeste de EE.UU. para inspeccionar el huevo de oro en la cocina de la casa del chatarrero.
La casa de antigüedades Wartski adquirió el huevo para un coleccionista privado no identificado. McCarthy dijo que no podía revelar la identidad del hombre que encontró el huevo, su precio de venta o el nombre del coleccionista, aunque sí comentó que éste no era ruso.
Reuters no pudo verificar la historia sin tener las identidades de las personas involucradas y cuando se le preguntó si la historia era tal vez demasiado fantástico para ser verdad, McCarthy respondió:
«Somos anticuarios así que dudamos de todo, pero esta historia es tan fantástica que es imposible de inventar – está más allá de la ficción y leyendas del comercio de antigüedades, no hay que nada se le parezca.»
Peter Carl Fabergé realizó más de 50 huevos imperiales para los zares de Rusia desde 1885 hasta 1916. Los huevos se consideran obras maestras del arte de la joyería.
Fuente: Reuters Fotos: ©Warski
Bach – Cello Suite No.1 – Prelude
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