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En la década de 1960, Gore Vidal, el escritor e intelectual norteamericano, se trasladó a Italia. Primero residió en Roma y en 1972 compró Villa La Rondinaia, una casa situada en Ravello, en la Costa Amalfitana. Vidal había visitado Ravello décadas antes de que considerara comprar una casa allí. En 1948 él y Tennessee Williams viajaron a lo largo de la costa de Amalfi en un jeep del ejército de segunda mano. Williams, se lamentaba al volante: «A  todos los efectos, estoy ciego de un ojo». Vidal recordaba el viaje, «Entre la conducción de Tennessee y la belleza de la zona, tuve una primera impresión mixta

Pero en 1972, cuando entró por primera vez en la propiedad, su respuesta fue inmediata y clara. Incluso antes  de ver la casa, cuando estaba caminando por la avenida de cipreses que conduce a la puerta principal «, Vidal se dijo a sí mismo, «me voy a comprar este lugar

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Villa La Rondinaia está excavada en una ladera de una montaña a trescientos metros sobre el Golfo de Salerno, las tres hectáreas de terrazas que componen la propiedad presentan vistas asombrosas al mar y hacia los pequeños pueblos costeros. La casa tiene seis dormitorios, dos estudios, cinco chimeneas y piscina, además de jardines. La villa encalada está situada en un escarpado acantilado, desafiando la gravedad y haciendo gráficamente honor a su nombre: La Rondinaia, Nido de Golondrinas. Desde aquí el aire es puro y está perfumado con notas de romero, tomillo y flores silvestres, la tranquilidad rara vez se rompe salvo por los pájaros.

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Villa La Rondinaia, al igual que  las casas de Ravello se han construido en las laderas de los acantilados con jardines aterrazados formando pequeñas repisas y que descienden hacia la costa de Amalfi. Antaño, los patricios romanos escaparon de los bárbaros y se asentaron en estas alturas buscando seguridad a finales del imperio, precisamente porque el acceso era muy difícil. Estas casas son como flores silvestres que buscan grietas en los acantilados donde asentarse. Las terrazas y sus niveles están comunicadas mediante escaleras, villa La Rondinaia posee veinte niveles aterrazados. La casa no tiene una tipología constructiva señorial, se adapta al estilo tradicional de las construcciones vernáculas. Pero lo que le da notoriedad es su situación, situada en una estrecha terraza de lo más alto del acantilado, parece colgada de una percha, con una magnífica vista aérea.

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Villa Rondinaia ya tenía cierto pedigrí cuando Vidal la compró en 1972. Fue construida en el siglo XIX por Lucy Beckett, la hija de Lord Grimthorpe, abogado y arquitecto dueño de la grandiosa Villa Cimbrone situada justo más arriba del acantilado. Pero fue Gore Vidal quien aumentó la fama de la casa hasta hacerla legendaria. Al igual que su amiga Greta Garbo, Vidal quería estar tranquilo, sólo se dejaba visitar por ciertas amigos seleccionados. Por su pequeño paraíso,  y junto a su compañero de toda la vida, Howard Austen, pasaron huéspedes ilustres como Jackie Kennedy, Rudolf Nureyev, Mick Jagger, Lauren Bacall, Paul Newman, Tennessee Williams, Truman Capote, John Huston, Orson Welles, entre muchos otros.

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Aunque cuando compró la casa Vidal realizó una serie de reformas estructurales en la villa, el escritor, sobre todo, estaba orgulloso de los jardines y la piscina. A Vidal le encantaba la foresta de su propiedad, con sus olivos y castaños, sus huertos de limones e higos; sus pérgolas de uvas, glicinas y buganvillas, y sus largas avenidas de enormes cipreses. El dueño original de la finca, Lord Grimthorpe, fue un botánico aficionado que viajó por el mundo buscando plantas para aclimatarlas a la zona. Vidal y y su compañero Howard Austen  continuaron la tradición, introduciendo y plantando diferentes especies.

Podemos imaginar a sus huéspedes sentados en la terraza junto a Gore Vidal, con vistas a uno de los lugares más impresionantes de la Tierra – lo que Gore llama el corazón de la Magna Grecia, la parte del sur de Italia que fue colonizado por los griegos y más tarde conquistada por los romanos -, debían sentirse como si estuvieran en la cima de historia.

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Gore Vidal vivió durante más de 30 años  en La Rondinaia,  hasta que los problemas físicos (una operación de rodilla) hicieron difícil para él  subir las muchas escaleras que había que subir para llegar al lugar, lo que le obligó a ponerla a la venta en 2005 (por la suma de 17´4 millones de dólares, él había pagado 272.000$ en 1972). Decidió vender la casa a un consorcio de empresarios locales, Vincenzo Palumbo y su hijo José, que se convirtieron en los propietarios. La familia pensó convertir la casa en un hotel tras un reestructuración que durado seis años, pero finalmente, la histórica casa de Vidal con terrazas y vistas al mar de Ravello, se convertirá en un museo en honor al escritor estadounidense.

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Vidal, genius loci de Ravello y Amalfi era consciente de que no podía escapar a los clichés del residente famoso: «Parece que cada ciudad italiana se encuentra bajo la protección de un escritor extranjero. Capri es famosa por haber sido la residencia de Norman Douglas, Graham Greene vivió en Anacapri «, escribió. Sin embargo,la frase que mejor resume la relación entre Gore Vidal y la vieja mansión es: «Yo no vivo en Ravello, yo vivo en Rondinaia

Fuentes: Architectural Digest Para saber más podéis consultar los artículos de la siguiente Web

Fotografías: ©Robert Emmett Bright and Alessandro de Crignis para Architectural Digest, Fotos 2,3 vía Flickr

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