Lluvia-de-posesiones-materiales-Leonardo-da-Vinci-anverso-reverso

Lluvia de posesiones materiales es un dibujo realizado por Leonardo da Vinci en torno al año 1510-13. Es conocida la gran variedad de intereses y preocupaciones que alimentaron la mente de Leonardo da Vinci, todo ello plasmado en más de seis mil páginas conservadas en sus cuadernos de notas. Sus diarios contienen miles de dibujos y gráficos acompañados de textos crípticos (escritos de derecha a izquierda, de modo que hay que leerlos con un espejo). Conocemos sus bocetos para composiciones de cuadros, estudios detallados para tapices, estudios de anatomía sobre las expresiones faciales, animales, disecciones, estudios de botánica y geología, máquinas de guerra, máquinas voladoras y trabajos de arquitectura. Y entre estas anotaciones aparecen incluso listas de la compra o apuntes sobre dinero prestado, elementos propios de su vida cotidiana. Estos cuadernos se hallan esparcidos por toda Europa formando parte de colecciones privadas; muchos de ellos fueron a menudo olvidados y más de la mitad se han perdido irremediablemente.

Sin embargo, entre la gran variedad productiva de dibujos de Leonardo, existe un dibujo visionario, menos famoso y perteneciente a la Royal Collection del castillo de Windsor. El dibujo es conocido habitualmente como A cloudburst of material possessions (Literalmente: Un chaparrón de posesiones materiales). En su parte frontal Leonardo ha dibujado un grupo de nubes desde las cuales cae una lluvia de objetos diversos. En la parte superior de las nubes, a la izquierda aparece un esbozo de lo que podría ser un león. El dibujo posee dos anotaciones escritas por Leonardo de carácter especular. En la anotación situada en la parte superior de la imagen escribe «éste Adán, ésa Eva». El texto de la parte inferior dice más o menos: «¡Oh miseria humana – para cuántas cosas sirve el dinero.» En el reverso del dibujo aparecen seis líneas anotadas por Leonardo dedicadas a los gastos de la casa y el fragmento de una séptima.

El contexto histórico del dibujo de Leonardo nos lleva al 1500, en medio de un milenio apocalíptico, cuyo significado fue aterrador. Los estudiosos de este dibujo señalan que las cosas caídas del cielo evocan la idea de un acto divino (maldición o bendición). Así, podemos contemplar varios episodios al respecto en El libro de las Revelaciones de la Biblia  (apertura del séptimo sello) o en el libro del Exodo (el maná caído del cielo). Por otra parte, Leonardo vivió las prédicas del monje dominico Savonarola en la Florencia de finales del siglo (1490-1498). Savonarola predicó el fin del mundo y fue el organizador de las célebres hogueras de vanidad (o «quema de vanidades») donde los florentinos estaban invitados a arrojar sus objetos de lujo y sus cosméticos, además de libros que él consideraba licenciosos, como los de Giovanni Boccaccio. Predicó contra el lujo, el lucro, la depravación de los poderosos y la corrupción de la Iglesia Católica, contra la búsqueda de la gloria y contra la sodomía, que él sospechaba que estaba en toda la sociedad de Florencia, donde él vivió. Savonarola también tuvo simpatizantes pertenecientes al ámbito artístico. Botticelli, por ejemplo, fue un creyente apasionado. Miguel Ángel simpatizaba con sus ideas y con la noción de «Renovatio». Leonardo, sin embargo, no compartía sus ideas.

Lluvia-de-posesiones-materiales-Leonardo-da-VinciA simple vista, la escena que representa  Lluvia de posesiones materiales  nos muestra una mezcla heterogénea de objetos. En el suelo aparecen ollas y sartenes, una gaita, rastrillos, taburetes, escuadras, tenazas, escaleras y otros esbozos de objetos difíciles de identificar. No podríamos encuadrarlos en un único tema. Sin embargo, poseen una característica común, son artículos prácticos.

Posiblemente existe una lectura moral cristiana respecto a los elementos representados; es probable que éstos representen la absoluta necesidad humana respecto al trabajo. Los instrumentos serían una consecuencia de la caída original. Tras el pecado original de Adán y Eva, fuimos expulsados ​​del Paraíso. Desde entonces ya no podemos vivir sin trabajar y hacer uso de las herramientas. Somos esclavos de la economía.

Pero, ¿pueden tener otros significados alternativos los objetos que caen de las nubes? ¿Podrían ser un regalo, como el maná, para una humanidad necesitada? ¿O podría estar cayendo un castigo sobre nosotros en forma de una lluvia de necesidades? ¿Es plausible entenderlo como algo divino, como una versión en forma de ferretería de la hoguera de las vanidades?

En el dibujo no hay ninguna representación humana que pueda recibir o padecer estos regalos o castigos.  Los objetos no se destruyen al caer de las nubes. Entonces ¿sobre qué trata este dibujo visionario? Quizás deberíamos obviar los incidentes de la representación y pasar a fijarnos en su estructura.

Aunque el tema parece tener un contenido catastrófico, su forma está estrictamente contenida. La imagen se ajusta en el interior de un rectángulo aproximado. El espacio es ordenado, en forma de caja. En la parte superior hay una capa horizontal de nubes. Debajo, el trazo de las líneas verticales de la lluvia acompañan a los objetos que caen. Y más abajo,  el suelo, una superficie plana definida por los objetos caídos y esparcidos sobre él. La escena está construida regularmente, lo que sugiere que su acción es regular y no demasiado caótica. Las cosas caen del cielo como una operación repetitiva, continua, implacable. Se estrellan en el suelo, repiquetean con una violencia casi mecánica. Es la ventaja de la visión divina. Se convierte en un desastre más impersonal.

Esta asombrosa catástrofe es algo que simplemente está en curso. Es un fenómeno abierto a interpretación. Se puede incidir sobre los propios objetos y su destino, o sobre el lugar donde están cayendo, la tierra, y su destino. ¿Son las cosas materiales que se desechan, basura? ¿Su destrucción manifiesta las leyes triunfantes del mundo? Esta lluvia posee una ambigüedad muy propia de ciertas obras de Leonardo. Ambigüedad cuyo punto de partida es el propio método del artista.

Para Leonardo, como para los neoplatónicos o los naturalistas mágicos del siglo XVI, el método analógico es prácticamente el único instrumento de indagación e interpretación de las imágenes de la naturaleza.

Si experimentar es dibujar y dibujar es ejercer de matemático, el ojo, dice Leonardo en alguna ocasión, se hace señor de todas las ciencias, y las simples proporciones aritméticas que resumen las figuras se convierten en fuente inagotable de analogías. Y ¿cómo llegará el pintor a conocer o dibujar este conjunto diverso de imágenes? La acumulación de pequeños experimentos es necesaria, aunque insuficiente. Pero si a medida que dibuja, va complicando unas imágenes en otras, descubrirá tal vez analogías deslumbrantes y secretos mecanismos. Y de estos mecanismos, dispuestos en grados ascendientes de artificiosidad, concluirá un orden cósmico, forma invisible de todos las formas visibles, que se disgrega en las metamorfosis naturales.

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Frente a la claridad y generalidad de las formulaciones científicas, Leonardo opone a veces la ambigüedad de las analogías, sacrificando incluso sus limitados conocimientos de álgebra, anatomía o botánica, a la visión de una naturaleza en continuo desplazamiento de la armonía a la catástrofe: el enorme esqueleto de un monstruo marino varado en la playa le revela más secretos del mundo que una cadena de pacientes experimentos mecánicos. Por eso, las máquinas sólo son para Leonardo torpes representaciones de una contemplación arrebatada de las inmensas fuerzas del cosmos, hallazgos sin importancia, en el proceso de reconstrucción de ese Todo al que tantas veces alude en sus cuadernos y concibe como el combate que las luces y las sombras sostienen en un cuadro.

500 años después de la realización de este dibujo de Leonardo, en la actualidad, la pertinencia y significados del dibujo nos son más familiares y cercanos que nunca. Apenas necesitaríamos cambiar algún objeto de la época de Leonardo por alguno de los nuestros. Un teléfono móvil, una olla exprés, una tablet … Todos forman parte del conjunto de objetos que nos ayudan a tener una vida más cómoda. Objetos cotidianos prácticos en consonancia a nuestras vidas. Pero que no se salvan de la amenaza de un proceso catastrófico que puede manifestarse en cualquier momento. Sobre todo, cuando los objetos familiares adquieren otra cualidad diferente a la habitual, la amenaza de lo siniestro. Pero esto, formaría parte de otro artículo.

Oh miseria umana – per quanti cuci serve il denaro

Una lluvia de posesiones materiales (A cloudburst of material possessions)
Autor: Leonardo da Vinci (Vinci 1452-Amboise 1519)
Fecha: 1510-13
Materiales: Pluma,tinta y carboncillo
Dimensiones: 11.7 x 11.1 cm

El dibujo procede del legado de Francesco Melzi; fue comprado por los herederos de Pompeo Leoni en 1582-90; pasó a manos de Thomas Howard, segundo conde de Arundel, en 1.630; para ser adquirida finalmente por Carlos II de Inglaterra en 1690 para la Colección Real.

Propiedad: Royal Collection Royal Collection Trust / © HM Queen Elizabeth II

Fuentes:

  • «Tratado de pintura«, Leonardo da Vinci, edición de Angel González García, Akal, 2004
  • «Leonardo», Martin Kemp, FCE, 2007

En este blog también hemos recordado los dibujos de anatomía de Leonardo,  podéis verlo aquí

 

 

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